Gente en las calles

Hay gente, un montón de gente que desayuna tristeza oxidada que remoja en las latas del desconsuelo.

Cuando Gurmia, Ársila y Sarpia arrastran su carretón por San Salvador, se estremecen en las aceras, lloran los semáforos y los tragantes eructan el vaho de las noches amargas.

Han vuelto, las tres, de un viaje a ninguna parte, se sienten más persona en la "Última Calle Poniente" que lo que fueron en el camino que las lleva al páramo amargo.

Sus humildes números, provocan migajas de sonrisas en borrosos ciudadanos vestidos con la intención de llegar a fin de mes sin piedras en los bolsillos.