Comienzan a cocerse cosas. A fuego lento. Para que nos salga un buen guiso. A los que nos cuesta tanto tener un par de ideas nos produce pavor que se vayan a escapar volando por la ventana del carro o que se las vaya a llevar el mar. Aunque este último es buena gente y siempre que te arrebata algo suele devolvértelo por triplicado. Así que me debes, tío Pacífico, tres pares de lentes, de las de ver, que me las "gueveaste" en El Zonte.
Apenas unas notas tomadas al vuelo para que no se escapen. Hoy son un papel arrugado, tres borrones, cinco errores y siete “alomejores”. Mañana serán materia teatral, carbón de ensayo, hierro de lectura con los que ir al “alto horno” del local de ensayos para lograr acero teatral.
Como dice Manuel Vicent: “Yo no lo paso bien escribiendo, pero es una satisfacción dejar de escribir por haber escrito".
Yo como mejor lo paso es montando.
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