lunes, 1 de diciembre de 2008

Función en el Teatro Nacional


El viernes 28 de noviembre presentamos Vecinas en el Teatro Nacional. Nos tocaba nuestro turno es Escena 08. Era la primera vez que Moby Dick se subía a ese escenario. Nosotros estábamos ensayando nuestro primer trabajo cuando se produjo el terremoto de enero de 2001. El Nacional quedó severamente dañado y han pasado unos años y siete espectáculos para que pudiésemos presentarnos en el mejor espacio teatral del país.

La función de la noche resultó maravillosa. Un montón de público y las actrices chispeantes. Hicieron un trabajo de esos que se quedan en el recuerdo de los asistentes. Además el tipo de público, popular, que llegó a la presentación creo que es el que mejor se agarra al espectáculo. Yo escribí el texto y monté el espectáculo pensando en las gentes de a pie; los salvadoreños y salvadoreñas que con dificultad llegan a fin de mes a pesar de reventarse a trabajar. De entre ellos, de sus conversaciones espiadas en la cola del super, o de la migra, o del ministerio de… me he robado el material para construir los tres personajes y a ellos ha vuelto ese material, reelaborado y convertido en un trabajo teatral. De ustedes era, justo es que a ustedes vuelva. Esperemos que vuelva muchas veces, que hagamos muchas funciones. De momento la próxima es el lunes 1 de diciembre, en la UCA a las nueve de la mañana. ¡Qué hora!

Vaya, desde acá, un cálido mensaje de agradecimiento para toda la gente que nos ayudó en la función del pasado viernes; Franklin, Carlos, Mario, Julio, Mario Salazar, Tito, etc.
Ahora a buscar trabajo, a intentar vender funciones. Asunto nada fácil. Alguien dijo que hay una enorme diferencia entre hacer teatro y vender teatro. Es cierto, sin dos cosas que nada tienen que ver. A mi me apetece siempre, aunque me paso la vida diciendo lo contrario, hacer teatro; escribir, montar, ensayar, reescribir, cortar, rehacer, dirigir… Lo que no me apetece nunca es vender teatro. Uno no hace teatro para venderlo: Lo vende porque no hay de otra. Es raro que alguien te llame para comprar funciones, muy raro, entonces tienes que ser tú el que venda, o las actrices, o el escenográfos y el músico. Como se vale soñar quizás llegue el día en el que los teatreros del pulgarcito americano reciban ofertas de trabajo que les permitan llegar a fin de mes sin apuros. Quede claro, por tanto, que somos gentes de a pie. De las que hablaba al principio de este texto. Va por nosotros. ¡Qué carajo!
¿Para cuando una feria del libro teatral?

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