El viernes 28 de noviembre presentamos Vecinas en el Teatro Nacional. Nos tocaba nuestro turno es Escena 08. Era la primera vez que Moby Dick se subía a ese escenario. Nosotros estábamos ensayando nuestro primer trabajo cuando se produjo el terremoto de enero de 2001. El Nacional quedó severamente dañado y han pasado unos años y siete espectáculos para que pudiésemos presentarnos en el mejor espacio teatral del país.
La función de la noche resultó maravillosa. Un montón de público y las actrices chispeantes. Hicieron un trabajo de esos que se quedan en el recuerdo de los asistentes. Además el tipo de público, popular, que llegó a la presentación creo que es el que mejor se agarra al espectáculo. Yo escribí el texto y monté el espectáculo pensando en las gentes de a pie; los salvadoreños y salvadoreñas que con dificultad llegan a fin de mes a pesar de reventarse a trabajar. De entre ellos, de sus conversaciones espiadas en la cola del super, o de la migra, o del ministerio de… me he robado el material para construir los tres personajes y a ellos ha vuelto ese material, reelaborado y convertido en un trabajo teatral. De ustedes era, justo es que a ustedes vuelva. Esperemos que vuelva muchas veces, que hagamos muchas funciones. De momento la próxima es el lunes 1 de diciembre, en la UCA a las nueve de la mañana. ¡Qué hora!
Vaya, desde acá, un cálido mensaje de agradecimiento para toda la gente que nos ayudó en la función del pasado viernes; Franklin, Carlos, Mario, Julio, Mario Salazar, Tito, etc.
Ahora a buscar trabajo, a intentar vender funciones. Asunto nada fácil. Alguien dijo que hay una enorme diferencia entre hacer teatro y vender teatro. Es cierto, sin dos cosas que nada tienen que ver. A mi me apetece siempre, aunque me paso la vida diciendo lo contrario, hacer teatro; escribir, montar, ensayar, reescribir, cortar, rehacer, dirigir… Lo que no me apetece nunca es vender teatro. Uno no hace teatro para venderlo: Lo vende porque no hay de otra. Es raro que alguien te llame para comprar funciones, muy raro, entonces tienes que ser tú el que venda, o las actrices, o el escenográfos y el músico. Como se vale soñar quizás llegue el día en el que los teatreros del pulgarcito americano reciban ofertas de trabajo que les permitan llegar a fin de mes sin apuros. Quede claro, por tanto, que somos gentes de a pie. De las que hablaba al principio de este texto. Va por nosotros. ¡Qué carajo!
¿Para cuando una feria del libro teatral?
Ahora a buscar trabajo, a intentar vender funciones. Asunto nada fácil. Alguien dijo que hay una enorme diferencia entre hacer teatro y vender teatro. Es cierto, sin dos cosas que nada tienen que ver. A mi me apetece siempre, aunque me paso la vida diciendo lo contrario, hacer teatro; escribir, montar, ensayar, reescribir, cortar, rehacer, dirigir… Lo que no me apetece nunca es vender teatro. Uno no hace teatro para venderlo: Lo vende porque no hay de otra. Es raro que alguien te llame para comprar funciones, muy raro, entonces tienes que ser tú el que venda, o las actrices, o el escenográfos y el músico. Como se vale soñar quizás llegue el día en el que los teatreros del pulgarcito americano reciban ofertas de trabajo que les permitan llegar a fin de mes sin apuros. Quede claro, por tanto, que somos gentes de a pie. De las que hablaba al principio de este texto. Va por nosotros. ¡Qué carajo!
¿Para cuando una feria del libro teatral?
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